jueves, 19 de enero de 2012

Mi sueño

Os contaré mi sueño. No se trata de una invención pre-cocinada en el caldero de mi teclado. Ni siquiera yo hubiera imaginado semejante delirio en la más febril de mis noches. Es una treta de mi subconsciente, que me reta y me puede. Este sueño es la causa del verbo que corona este blog.

Al principio distinguí una primera sala, grande, en la que yo mismo me encontraba. La luz era suave y me hacía sentir seguro, como si el mismo aire me protegiera. Todo era dorado. Las paredes de esta sala eran infinitas, no pude ver hasta donde se extendían en anchura, ni techo alguno que cortase sus verticales. Varios arcos de medio punto, concienzudamente adornados con agobiantes filigranas, me invitaban a otra sala de igual tamaño, más oscura y peligrosa, a la izquierda de mi perspectiva. A esta segunda sala la llamaré "sala central" para facilitar la descripción de mi sueño.

Nada más entrar en la sala central me sentí expuesto y desprotegido. El miedo me pesaba en los hombros. Vi otros arcos idénticos a los anteriores en el muro opuesto. A través de ellos sólo existía la oscuridad absoluta, una tercera sala contigua a las demás. Fue por uno de estos últimos arcos por donde entró una bestia grande, bípeda y mortífera. De naturaleza confusa y hostil, así se me apareció el Diablo. Lo que sigue es una épica batalla entre el mismo Diablo y mi "yo" más valiente. Mis acrobacias eran sobrenaturales pero el Diablo se retorcía como una culebra y golpeaba como un culturista. Recuerdo que encontraba tregua en la primera sala y allí me refugiaba cuando la cosa se ponía muy fea. Fue una pelea limpia, sin sangre ni armas y estuve a punto de morir varias veces.

Al final vencí, creo que gracias a mi ego. Y lo que empezó siendo una pesadilla termino siendo un sueño. Un buen sueño. El Diablo huyó despacio hacia los arcos de la tercera sala y se escondió en la tiniebla. Yo desperté.

No hay comentarios:

Publicar un comentario