sábado, 6 de noviembre de 2010

Primera semilla: 'Cuestión de herencias'

Me ha dicho su nombre, creo recordar que se llama María. Viste con una bata negra estampada en flores, le llega por debajo de las rodillas. Se abriga con una chaqueta vieja de pana, color ocre y cubre sus piernas con unos leotardos azules. En ellos, cerca de su sexo, guarda un monedero de mano. Ella es mayor, muy mayor. Me cuenta que vive de una pensión. Creo que miente, ha dedicado su vida a la prostitución. De joven hizo la calle, ahora vive en ella. Aún así me sonríe mientras recoge su corto pelo canosos en una coleta. Las arrugas se han ido enredando cada año un poco más en este rostro que una vez fue muy bello. Porta un carro de la compra del que asoman unos cartones. Nuestra conversación es animada y a pesar de su aspecto sucio huele muy bien. Al presentarme no me dio asco besarla. La gracia y el encanto de su habla reside en ese imperfecto acento andaluz y dice algunas palabras que no sabe usar muy bien. Antes la vi bailando frente a esa cafetería. Parece que se lleva bien con la gente del barrio. Me despido de ella y le robo estas palabras: "Las arrugas son hereditarias, yo las he heredado de mis hijos."

1 comentario:

  1. me he quedao cn ganas de seguir leyendo masss publica cuando puedas jeje esta super chulo!!! un beso:)

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