viernes, 24 de mayo de 2013

Vinagre.

Me despierto a las 5:00 am. Demasiado tarde para encontrarme y demasiado pronto para empezar a buscar. Circula por mis venas vinagre, los ojos cansados de mirar. Te buscan. Te encuentran. No estás. Grito fuerte dentro de mi almohada para no despertarme. Me ahogo. Ojalá recordase cómo se puede llorar. Todos los recuerdos duelen, deambulan perdidos en mi cabeza, inconexos, son como cuchillos que nadie afila y arremeten contra todos los tejidos. Me mareo, sudo, me lamo una herida y las otras se ponen a sangrar. Sangro vinagre. No quiero estar. Y estoy solo con mi bendita soledad.

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