viernes, 7 de enero de 2011

SE BUSCA.

Recuerdo la primera vez que lo encontré, medio enterrado. Nunca fue mio. Lo recogí y pasé la tarde limpiándolo. Creo que me estaba buscando. Ahora lo busco yo.

Lo he perdido. No quiero pensar que esta vez no lo encontraré, pero ha pasado demasiado tiempo, años. No recuerdo donde lo vi por última vez. Solíamos jugar al escondite, mejor dicho, él solía jugar al escondite. Simplemente sonreía y desaparecía.

Lo he buscado en cada cajón, entre las figuritas de navidad, entre los adornos para las tartas, entre las fichas del MONOPOLY y dentro de las huchas. Sé que no aparece si lo estoy buscando, ese es nuestro trato. Debe haberse perdido o quizá se ha quedado dormido en su escondite. Espero que vuelva pronto.

Seguro que ahora está sonriendo. Mide menos de tres centímetros de alto. Con sus manos apoya una flecha rota sobre su arco. Tanto sus zapatos como su ropa, su cara, sus manos, sus orejas de duende, su gorro, el arco y la flecha rota son azules. El tiempo ha disuelto los detalles en mi memoria y no recuerdo qué número tenía grabado en su espalda.

Si lo ves sólo dile que aún lo sigo buscando y, por favor, sonríele.

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